Nos unimos a la Fundación Pintuco y la Fundación Libres en Prisión para sembrar sueños y oportunidades a través del arte. Realizamos una capacitación en pintura y preparación de superficies, donde las personas privadas de la libertad no solo adquirieron habilidades técnicas y recibieron certificación, sino que también descubrieron en cada trazo una nueva manera de imaginar su futuro.

Como culminación de esta experiencia, juntos dimos vida a un mural cargado de significado, que representa la unidad y los nuevos comienzos. Cada pincelada fue un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el arte tiene el poder de iluminar caminos y construir puentes hacia la esperanza.

Crear junto a ellos fue un aprendizaje para el alma, una oportunidad de comprender que la transformación no solo ocurre en quienes reciben, sino también en quienes acompañan. Salimos de allí con el corazón lleno, reafirmando que la libertad empieza en el espíritu y que el arte es una herramienta poderosa para romper las cadenas invisibles del desánimo.